Índice
Toggle¿Como controlar la ira delante de mis hijos?
La gestión emocional es indispensable para un buen desarrollo de nuestros hijos, como modelos en los que ellos van a fijarse necesitamos expresar las emociones de manera adecuada. Aprender a manejar la ira tiene como objetivo reducir el malestar emocional y fisiológico que esta provoca y, de esta manera, afrontar la educación de nuestros hijos conforme a nuestros valores
¿Qué es la ira y por qué es importante controlarla delante de tus hijos?
A menudo, confundimos la ira con la agresividad o la violencia que puede ser una manifestación inadecuada de ella. La ira es un estado emocional de intensidad variable puede ir desde una irritación leve a una explosión intensa, como el resto de las emociones se expresa tanto a nivel fisiológico ( se nos acelera el corazón, nos ponemos tensos, sentimos calor, enrojecemos, etc.), cognitivo (tenemos pensamientos irracionales “lo hace a propósito” “qué he hecho mal para que se comporte así”…) , como motor ( gesticulamos de forma violenta, gritamos o elevamos el tono inadecuadamente, insultamos).
Todos los padres y las madres nos enfadamos con nuestros hijos alguna vez, la ira es una emoción adaptativa que nos indica que algo va mal, que no nos gusta, expresar el enfado es necesario, pero cómo hacerlo va a influir en el aprendizaje que harán nuestros hijos de su propia gestión emocional.
Consejos prácticos para controlar la ira con tus hijos
- Antes de dejarte llevar por la ira, párate, y piensa porqué estas enfadado: ¿has vuelto del trabajo estresado? ¿estás preocupado por alguna cosa? ¿has tenido un mal día? Es el momento de parar y explicar a tus hijos cómo te sientes al tiempo que les pides que cambien su conducta para ayudarte a dejar de sentirte enfadado o molesto.
- Cálmate antes de actuar, respira, céntrate en tu respiración hasta notar como la ira disminuye, cuando la emoción ya no es intensa piensa en cómo actuar, qué les voy a decir y cómo.
- Toma distancia o tómate un tiempo: sal de la habitación mientras respiras y te das autoinstrucciones “sal y respira para calmarte” “estoy demasiado enfadado para hablar, voy a tomarme un respiro”, si tus hijos son demasiado pequeños para quedarse solos, siéntate y repite mentalmente, “es normal estar enfadado, pero puedo gestionar mi enfado” “no es una emergencia puedo gestionar esta situación” o alguna frase similar que me ayude a tranquilizarme y actuar de acuerdo con mis valores.
- Controla el tono y el volumen verbal, di claramente con voz firme lo que te ha molestado y lo que quieres que ellos hagan o dejen de hacer con instrucciones claras, concretas y sencillas.
La importancia de reconocer las emociones de tus hijos y cómo esto puede ayudarte a controlar tu propia ira
- Aprende a identificar patrones de conducta, es decir, situaciones que se repiten una y otra vez, aquello que generalmente identificamos con esa sensación de “siempre es la misma canción”, “es que siempre es la misma historia”, “ya sabía yo que iba a acabar sucediendo lo mismo” …
- Identifica alguna situación cotidiana y concreta que suela repetirse y acabe en discusión. ¿En qué momentos del día o lugares son más propensas estas reacciones emocionales?Por ejemplo, en casa durante el desayuno, levantarse con la hora pegada y terminar saliendo con prisas y llegar tarde al colegio, que el cuarto esté desordenado, o la hora de irse a la cama que acaba prolongándose con un sinfín de excusas para no ir a dormir.
- Busca el disparador o detonante que activó la reacción emocional. Una vez identifiques la situación, te invito a hacer el ejercicio de recordar lo que sucedió, hiciste o dijiste justo antes de que tu hijo se enfadase, aquello que pudo estar desencadenando su arrebato de ira o enfado, algo que sucedió recientemente en el cole o en casa etc. Este ejercicio de autorreflexión puede ayudarte a encontrar el modo de anticiparte a esta situación y poder resolverla de forma constructiva. Especialmente en los niños más pequeños los enfados pueden estar muy influenciados por necesidades biológicas básicas no cubiertas tales como hambre o sueño. Lo mismo nos sucede a los adultos después de un largo día cuando llegamos a casa cansados, de mal humor o con hambre, vasta poco para activar ese monstruito interior de la ira que todos llevamos dentro.
Cómo manejar situaciones difíciles con tus hijos de manera efectiva.
Hazlo desde la calma
Las situaciones difíciles se aprenden a manejar desde el estado interior de la calma, es decir, como ya mencionado previamente en este artículo, en el apartado consejos prácticos, habremos dedicado unos instantes a calmarnos y relajarnos nosotros mismos, bien sea con unas respiraciones o auto instrucciones.
La buena noticia es que los estados emocionales intensos duran unos segundos, son como las olas del mar que llegan a su punto más alto antes de romperse y descender. Si somos conscientes de esos segundos de alta intensidad y los respiramos, la ola se romperá y lo mismo que llegó se marchara’.
Una vez retomado el control de tu estado mental será el momento de dialogar con tus hijos (dependiendo de su edad) con la actitud de comprender que sucedió, que le molesto a él, que te molesto a ti y juntos diseñar un final alternativo con el resultado deseado que queremos obtener.
Cuida tu tono de voz y lenguaje no verbal
Darnos cuenta de nuestro tono de voz al comunicarnos puede ser de gran ayuda a la hora de enfrentarnos a situaciones complicadas. Si aprendes a modular el tuyo propio será más sencillo que puedas ayudar a gestionar el de tus propios hijos.
“Me parece que me has respondido un poco mal cuando te he pedido que te pongas el pijama” ¿Estás enfadado conmigo? De esa manera, al hacerles de espejo, le estás enseñando a tu hijo a observar el suyo propio. ¿Cómo saber si tu hijo tiene depresión?
Aprende a anticiparte ante situaciones conflictivas
En general, los niños funcionan muy bien en entornos seguros donde pueden predecir lo que va a suceder, por eso son tan importantes las rutinas y hábitos desde que son muy pequeños. Si hemos acordado previamente que después de ponernos el pijama, nos lavamos los dientes y después damos las buenas noches y cuando ya estemos dentro de la cama leemos el cuento, dejaremos menos espacio a la improvisación de “ahora me pongo a jugar o me entretengo con una mosca que he visto volando por el pasillo”.
Ayudarles a ir anticipando la secuencia de acciones hasta que queden instauradas en un hábito favorecerán el curso de las mismas evitando así, terminar pegando el grito de turno “cuantas veces te lo tengo que repetir, es que nunca haces caso a la primera”.
Practica las instrucciones cortas
Especialmente con los más pequeños, funcionan muy bien las instrucciones cortas. Sin embargo, si no nos hacen caso o no nos escuchan a la primera, acercarnos y a través del contacto corporal, como puede ser cogerles de la mano con cariño y firmeza al mismo tiempo que los llevamos al lugar donde les estamos pidiendo que recojan los juguetes o cualquier otra tarea.
Alzar la voz desde la cocina o el salón quizás pueda ser uno de esos disparadores de los que hemos hablado al principio de este artículo. Si te vienen ganas de pegar el grito, párate y recuerda hacer las respiraciones, piensa en cómo le vas a comunicar a tu hijo lo que pensabas decirle gritando, después acércate donde este’ y en pocas palabras y tono de voz calmado, dile lo que querías decirle.
Otras ideas prácticas para ayudarte a controlar la ira.
- Anota situaciones que te provoquen enfado o rabia
Para reconocer emociones en los otros primero hemos de reconocer las nuestras. Si encuentras dificultades en identificar lo que desencadena tus enfados, una buena práctica que puede facilitarlo es llevar un registro de situaciones diarias. No te requerirá mucho tiempo, ya que lo puedes incluso llevar anotado en tu teléfono, cuanto más lo practiques, más fácil será identificarlas.
La gran ventaja de prestar un poquito de atención a este proceso interno es que te ayudara’ a identificar estos desencadenantes en tus hijos y en general en los demás.
- Ejercita el escáner emocional a lo largo del día
Pregúntate varias veces al día ¿estoy atendiendo mis propias necesidades? O ¿Qué es lo que estoy necesitando ahora y no me estoy dando? A lo mejor es simplemente beber un vaso de agua o parar un instante y dejar de mirar el teléfono móvil o parar antes para comer. Si esta práctica te resulta difícil, ponte un par de alarmas o 3 al día y cuando salten recordaras para que las pusiste.
- No te desanimes, sigue practicando
La mayoría de nosotros, no aprendimos o no nos enseñaron de pequeños a convivir con nuestras propias emociones y menos a gestionar la ira. Porque no era adecuado mostrarse enfadado, de ahí la dificultad que podemos encontrar en manejarla. La clave reside en llegar a identificar la emoción y poder anticiparse a su llegada. Todo ello, requiere un trabajo de práctica y constancia antes de empezar a ver resultados.
Si las primeras veces no obtienes los resultados deseados, no te desanimes, recuerda que es un nuevo aprendizaje por lo que necesitarás llevarlo a cabo muchas veces para sentirte competente y seguro. Cuanto más lo practiques mayor destreza conseguirás desarrollar.
La buena noticia es que también de adultos podemos aprender a gestionar la ira en particular y el resto de nuestras emociones en general.
Que mejor motivación que hacerlo para nosotros mismos y para enseñar y acompañar a nuestros hijos en su propio desarrollo emocional.
RECUERDA
Tú también tienes necesidades. Pregúntate si estás respondiendo como realmente quieres o te estas dejando llevar por las emociones.
Si no has respondido como te hubiera gustado pide disculpas a tu hijo le estarás enseñando el valor de reconocer y aceptar los errores.
Acudir a terapia, un recurso poderoso para controlar la ira
Cuando sientas que te invade la emoción de la ira, el Equipo de Tan&Gram te anima a poner en práctica estas pautas y observar lo que sucede y si te apetece, déjanos un comentario. Acudir a un psicólogo para adultos puede ser de gran ayuda.
Si después de haber leído este artículo consideras que te ha generado más dudas sobre cómo actuar, o cómo poner en práctica estas instrucciones porque encuentras dificultades que te bloquean a la hora de identificar o canalizar la ira, o tus reacciones de ira son muy intensas y te cuesta mucho relajarte y recuperar un estado de calma, o simplemente cuando consigues identificarla ya es demasiado tarde y esta afectando a la relación con tus hijos y la convivencia familiar, te invito a contactarnos. El Equipo Tan&Gram estará encantado de atenderte.
Artículo elaborado por Beatriz Gil Lucas
¿Cómo ayudar a mi hijo a relacionarse mejor?
- By admin
- diciembre 23, 2024
- 0 Comments
Técnicas para reducir el estrés durante los exámenes
- By admin
- diciembre 12, 2024
- 0 Comments
Vuelta al cole: Consejos para una transición suave de las vacaciones a la escuela
- By admin
- agosto 28, 2024
- 0 Comments